Templos
8 Élderes perdieron el viaje en el Titanic
EL ARTE DE HABLAR Y LA VIRTUD DE CALLAR
HABLAR. oportunamente, es acierto.
HABLAR frente al enemigo, es civismo.
HABLAR ante una injusticia, es valentía,
HABLAR por rectificar, es un deber,
HABLAR para defender, es compasión,
HABLAR ante un dolor, es consolar,
HABLAR para ayudar a otros, es caridad,
HABLAR con sinceridad, es rectitud,
HABLAR de sí mismo, es vanidad,
HABLAR restituyendo fama, es honradez,
HABLAR aclarando chismes, es obligación,
HABLAR disipando falsos, es de conciencia,
HABLAR de defectos ajenos, es lastimar,
HABLAR debiendo callar, es necedad,
HABLAR por hablar, es tontería,
HABLAR de Dios, significa mucho Amor,
CALLAR cuando acusan, es heroísmo,
CALLAR cuando insultan, es amor,
CALLAR las propias penas, es sacrificio,
CALLAR de sí mismo, es humildad,
CALLAR miserias humanas, es caridad,
CALLAR a tiempo, es prudencia,
CALLAR en el dolor, es penitencia,
CALLAR palabras inútiles, es virtud,
CALLAR cuando hieren, es santidad,
CALLAR para defender, es nobleza,
CALLAR defectos ajenos, es benevolencia,
CALLAR debiendo hablar, es cobardía.
Aprende primeramente CALLAR para poder hablar con
acierto y tino, porque si HABLAR es plata, CALLAR es oro
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EL ARTE DE HABLAR Y LA VIRTUD DE CALLAR
Leer más...UN TESTIMONIO PARA LEER
EX-PROFESOR EN NAKIN, CHINA
El Dr. James R. Sever, conferenciante mundial sobre 25 de las principales religiones del mundo, y durante 25 años profesor de teología e idiomas en la Universi¬dad de Nakin, en China, se paro en Salt Lake City hoy, en camino a los Angeles, después de terminar una gran oratoria en el noroeste, finalizando en Nueva York, donde el visitó a sus amigos de toda la vida, Fulton J. Sheen ,y el Cardenal Spell¬man.
Le contare lo que el dijo en sus propias palabras, ya que las anote:
Estaba en Shangai, a una distancia de 3.000 millas de Nakin, para pronunciar allí una conferencia delante de un grupo de estudiantes. Después de la conferencia, mi amigo ,y yo nos paramos en un "antro de vicio" (risa ahogada),para tomar una últi¬ma copa antes de ir a casa. Al entrar vi a una pareja de jóvenes con trajes negros, en una mesa comiendo un bocadillo. Después de sentarnos, dije a mi amigo que ellos eran obviamente americanos. Había estado en China durante 25 años ,y conocía a to¬dos los americanos de esa parte de China, pero nunca había visto a esos muchachos. Observé también que estaban bebiendo leche, cosa extraña (inaudita) en China, ,y especialmente en un night Club. Ellos debían estar apurados por recurrir a eso, dejé a mi amigo y dije que iría a la mesa donde estaban sentados para ver si po¬día hacer algo por mis paisanos. Bueno, me fui a su mesa y me presenté y les pregunté si podía invitarles a una copa. Me dieron las gracias y me dijeron que no bebían. Señalando a la leche, les dije que me gustaría pagarles una taza de café ca¬liente, pero ellos me dijeron que no tomaban café tampoco. Les pregunté cual era su negocio, dije que me gustaría darles mi dirección y que si ellos querían ponerse en contacto conmigo, quizás podría ayudarles. A mi sorpresa me dijeron que eran misioneros mormones volviendo a casa después de haber servido una misión de dos años en Palestina. Yo dije: "Bueno, estamos en el mismo negocio, ¿Puedo reu¬nirme con vosotros?".
Después de que hubieron terminado sus bocadillos, me preguntaron si sabía algo de la religión de los mormones. Les dije que había oído algo de las costumbres de los mormones, que habían sido echados de Illinois y de Missouri, y ellos empezaron a hablarme del libro de Mormón.
Dijeron que Jose Smith había recibido las planchas de un ángel, y las había traducido a un libro, en un periodo de ocho meses. Dijeron que les gustaría presen¬tarme uno si quería leerlo. Dicho esto, prometí que lo leería. Pero lo que me pa¬saba por la cabeza era esto:
La Biblia ha sido traducida 25 veces, ,y cada vez, de 15 a 25 eruditos formados en el arte de traducir, tardaron de 10 a 25 años en hacerlo, y hay aquí dos muchachos extraviados intentando convencerme, un perro viejo en cosas de este tipo, de que un libro ha sido pasado del Caldeo (una forma modificada de los jeroglíficos egipcios) al ingles, por un joven de 20 años, en un periodo de 8 meses. !Bueno, lo siento mucho por los chicos!. Acepte sin decirles lo que seguro, ellos no sabían, y para mi sorpresa, ellos me pidieron si podrían ofrecer una oración antes de marchar. Les dije que adelante ,y me quede allí sintiéndome mas bien tonto, mientras estos muchachos rezaban al buen Dios para que mi comprensión este abierta a la verdad del libro y después, nos dijeron adiós y se marcharon. Yo dije a mi amigo el profesor: "Bueno, allí van dos muchachos mas bien simpáticos, seducidos por otra clase de doctrina. Hay ya 3.500 diferentes denominaciones (400 en Chicago ¿me pregunto cuantas mas aparecerán en los próximos años?”
Llevé el libro de Mormón a casa y lo puse encima de mi escritorio en la Biblioteca, donde permaneció algunas semanas; entonces, un domingo, por la falta de algo mejor que hacer, lo cogí y empecé a leerlo. Conociendo los idiomas como los conozco (hablo 15 idiomas, todos diferentes) reconocí lo que seguro era caldeo. Después de haberlo leído 5 veces, lo envíe a uno de mis amigos, profesor, que conocía como el mejor en el arte de la traducción. Bueno, eso era excelente, ahora podía probar que este José Smith era un impostor culpable de plagio. Pero primero, debo comprobar el contenido.
Al principio de este libro se cuenta de un profeta llamado Lehi, hombre muy rico, el cual había sido avisado por un ángel, de la caída de Jerusalén y se le ordenó viajar al desierto o ser destruido, y él lo hizo. Pero después de más o menos tres días él envió a sus hijos para intentar obtener los registros de Labán (un familiar) que tenían la genealogía de la familia y contenían la escritura de las judíos. La primera vez, ellos fracasaron, también la segunda. Labán se llevó todos los bienes que ellos le habían ofrecido a cambio de las planchas y les hi¬zo detener. Ellos escaparon. Pero su hijo Nefi volvió por su cuenta y riesgo según las indicaciones de un ángel de que Labán le sería entregado en sus manos. Cuando subía a la casa de Labán, encontró a este que había estado bebiendo y estaba borracho de tanto vino que se cayó a los pies de Nefi, actuando según sus impresiones que le decían que más vale la muerte de un hombre que la de una nación entera, cogió la espada de Labán ,y cambiando su voz entró exigiendo del servidor de la habitación del registro que le entregase a los "hermanos", los cuales el pensó que eran los élderes con quien había estado aquella noche, y que estaban esperando en la muralla de la ciudad, pero que en realidad eran los hermanos de Nefi: Lamán y Lemuel. El relato dice que no solamente obtuvieron los registros sino que también se le prometió al sirviente Zoram salvarle la vida si se iba con ellos, lo que él hizo.
Ahora conozco a un judío, el cual era bibliotecario, y había estado durante 50 años como bibliotecario en Nueva Delphi, yo estaba seguro que si esto era un relato de tal pueblo él lo sabría. No escribí, hice, el viaje hasta allí yo mismo. Esta cosa se había apoderado de mi, y puesto que había ido hasta allí, no iba, a detenerme. Bueno, entré en la biblioteca ,y le conté la historia, y le pregunté si tenía algo, cualquier documento, de que aquel acontecimiento había tenida lugar. Entró en otra habitación y volvió con un libro, diciendo: "Este es el único documento que conozco. Cuenta la historia de un sirviente que había escapado a la navaja de un asesino. Los registros habían sido robados, pero el asesino no fue nunca arrestado. Se ha contado que ellos habían errado durante algún tiempo, construido barcos y empezado a cruzar el océano, pero no se supo nada más de ellos.” Esto confirmaba exactamente lo que se relataba en el Libro de Mormón.
Empecé a leer meticulosamente el libro y le hice pasar por un tamiz muy fino. Envié nombres y denominaciones de moneda usada en aquella época al sitio adecuado y les hice comprobar que eran correctos. Leí el libro 22 veces, con mucha atención y buscando errores. La ultima vez me dije que si podía encontrar una sola frase, palabra de inglés moderno, ello apoya¬ría mi derecho a reclamar. No pude encontrar ninguno. Sin embargo estaba seguro de que este hombre Jose Smith había obtenido una copia del registro, lo copió, y proclamó que era suyo. Puse investigadores a la obra de cada Universidad y biblioteca de los Estados Unidos para saber si había habido tal documento (registro). La respuesta fue negativa. Contaron que se supone que Jose Smith había recibido las planchas de oro de un ángel y las había traducido gracias a un Urim y Tunim y al pectoral el cual estaba en los registros, y hubo después 11 testigos que palparon las planchas e hicieron un registro escrito de ellas, recibieron dere¬cho de propiedad y las publicaron como el libro de Mormón.
Durante este tiempo y ya que había probado que el registro era auténtico, no importaba quien lo había escrito, acepté la misión de pronunciar una conferencia delante de un grupo de estudiantes Bindustanis. Mi conferencia debía durar más o menos una hora y decid¡ hablar sobre mi nuevo hallazgo: El libro de Mormón. Después de hora y media, me disculpé por retenerlos tanto tiempo. Pero ellos insistieron y querían oír más y me dieron permiso para proseguir, lo que hice durante siete horas y media. Hablé hasta que pensé que estarían candados de estar sentados tanto tiempo, pero, para mi sorpresa, estaban cautivados por lo que habían aprendido. Y puedo añadir que si hubiera sabido entonces lo que se ahora, habría llamado al Presidente David O. McKay de la iglesia mormona para que enviase a alguien a bautizarles, pues estaban todos convertidos. Pero entonces, yo no era mormón y no conocía al Presidente McKay.
Habiendo tropezado contra un muro de piedra, por decirlo así, en mi investigación para encontrar el registro original, el cual seguro Smith había copiado, decidí averiguar sobre la familia Smith y encontré que eran lo que decían ser: granjeros de pocos medios, muy honrados en realidad, y de hecho, todo lo que se había dicho de ellos acerca de su integridad y honradez era verdad. Literalmente había hecho investigar en todo el globo para corroborar el punto de vista de que o bien el libro era una invención o que Smith era un impostor. No había probado ni lo uno ni lo otro. Esto me trastornaba considerablemente y pensé en el Urim y Tu¬min que José Smith había empleado para traducir el registro.
No los había visto nunca pero había visto reproducciones de ellos. Además no podía llegar a creer que el Señor hubiese escogido un ignorante hombre de granja pa¬ra hacer de él un profeta, si hubiesen profetas en estos tiempos y estaba seguro de que no los teníamos. Pero cuanto más pensaba en ello, más me molestaba, y me acorde de la promesa que se encuentra al final del Libro de Mormón, principio del capítulo 10 de Moroni que dice: “He aquí, quisiera exhortaros a que cuando leáis estas cosas, si Dios juzga prudente que las leáis, recordéis cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres, desde la creación de Adán hasta el tiempo en que recibáis estas cosas, … y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero con fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo. Y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas “.
Esta fue la prueba final. En mi condición había sido siempre un hombre religioso, así que oré cada día para saber si este libro había sido producto del poder divino. Recé durante varias semanas y les aseguro que seguía dudando de la historia de Smith, que el ángel le había dado las planchas de oro, de las cuales tradujo. Entonces pensé en que aquellos jóvenes misioneros que había encontrado en Shangai, que no querían beber licor y café. Pensé que quizás el Señor no estaba contento con algunos de mis vicios. Quizás si me esforzase espiritualmente en ser más humilde y contrito, obtendría una respuesta. Y aunque no había sido nunca un gran bebedor, si, me gustaba una ultima copa antes de ir a dormir, y dis¬frutaba de mis puros ,y mis whiskys de vez en cuando. Pero había llegado a tal punto que finalmente decid¡ que dejaría el alcohol, mis puros y mi pipa y me pondría en las manos de Dios. Le tomaba la palabra y, haciéndolo quizás esto traería resulta¬dos. Lo intentaría.
Más o menos pasaron 5 semanas, durante las cuales oré seriamente por el conocimiento de la verdad de como este libro había aparecido. Entonces, una mañana, era domingo, estaba echado en la cama, después de que mi esposa se hubiera levantado para preparar el desayuno ,y me preguntaba porque no había recibido alguna respues¬ta a mi ruego para saber si el libro era verdad, y traducido por Jose Smith, como se decía. !Entonces, de repente ocurrió!. Una revelación me vino tan fuertemente que me quede sin hablar. Se me dijo cosas que solamente concernían a mi mujer y a mi mismo, y para mi sorpresa ella lo sabía todo.
En 1951, fuimos a Nanpa, Idaho y fuimos bautizados en la Iglesia mormona. Aca¬bo de terminar una gira de conferencias en Nueva York. Mientras estaba allí visité a mis amigos el obispo Fulton J. Sheen -- el Cardenal Spellman y fui invitado a sus casas. Les regalé un libro de Mormón y les dije que había comprobado que era verdad. Les dije que sabiendo lo que se ahora, preferiría ser un portero a 10 dóla¬res al año en la Iglesia mormona si se me pedía a tener todas las minas de Uranio a mis pie, o sentarme en el más alto pináculo de Roma. Les dije que si ellos podían probar que el libro de Mormón (o la iglesia mormona) no fue hecho por seres celestiales mediante el profeta José Smith, volvería yo a juntarme a la Iglesia Católica y daría mi coche, mi casa (valorada en 250.000 dólares) y mi querida esposa, y que daría a la iglesia católica 10 años de servicio sin cobrar nada. Y hago esta oferta a cualquiera del mundo. Estoy aquí en SALT Lake City porque en los seis años que he sido miembro de la Iglesia, no he perdido nunca una reunión del sacerdocio o sacramental y dado que no podía llegar a las reuniones en los Ángeles a tiempo, mi esposa y yo decimos quedarnos en Salt Lake C¡tv.
No he probado nunca tabaco, café o licor desde mi bautismo en los últimos 6 años, he sido el intermediario para convertir a 15 sacerdotes Católicos y 3.500 otros a la iglesia mormona. He renunciado a mi cátedra en Nankin y desde entonces he tenido experiencias positivas con niños atrasados sacándoles de su insuficiencia de 15% de inteligencia en menos de un año. He planeado ir a la India para fundar una escuela allí, pero he sido desalentado por el gobierno a cau¬sa de la agitación. Sin embargo mis planes son de ir a Phoenix, Arizona, y montar allí una escuela para niños atrasados.
UN TESTIMONIO PARA LEER
Leer más...Jose Smith y las Ordenanzas del Templo
con relacion a las semejanzas que existen entre los masones y las ordenazas del templo.
"Permítanme sugerir que el motivo de que se construyeran templos en cada época, lugar geográfico y pueblo, y se adorara en ellos, se debe a que Adán recibió el Evangelio, en toda su plenitud, por revelación, y que toda religión y práctica religiosa posterior procede de los restos de la verdad revelada a Adán y que él comunicó a los patriarcas. Las ordenanzas del templo, que fueron necesarias para esa época, se revelaron, sin duda alguna, en aquellos días y, como es natural, el paso del tiempo nos ha legado restos corruptos de ellas. Las personas que comprenden la naturaleza eterna del Evangelio —tal cual se planificó desde antes de la fundación del mundo— entienden claramente por qué la historia gira en torno a la edificación y el uso de los templos"6.
"Los mismos estudios comparativos que descubrieron el modelo común a todas las religiones antiguas —un fenómeno que ahora se denomina "modelismo"— han demostrado igualmente el proceso de difusión que dicho modelo siguió para extenderse por todo el mundo, proceso que se hizo añicos y cuyos restos se pueden reconocer hoy día en casi toda tierra y época… "¿Inventó de nuevo José Smith el templo uniendo todos esos fragmentos —judío, ortodoxo, masón, gnóstico, hindú, egipcio, etc.— en un todo? No, no se hizo así. En su época había muy pocos fragmentos disponibles y la labor de unirlos no comenzó, como hemos visto, sino hasta la segunda mitad del siglo XIX. Y aun cuando estén disponibles, esos misérrimos fragmentos no se unen en un todo por sí mismos; aun hoy los eruditos que se dedican a estudiarlos no los comprenden. El templo no procede de ellos, más bien es al revés… Que algo de tanta plenitud, coherencia, ingeniosidad y perfección pudiera haber surgido en un único momento y lugar —casi de la noche a la mañana— es una prueba inequívoca de una dispensación especial"7.
6. John A. Widtsoe, "Symbolism in the Temples", en Archibald F. Bennett, ed., Saviors on Mount Zion, 1950, pág. 163.
7. Hugh Nibley, "What Is a Temple", en The Collected Works of Hugh Nibley: Tomo IV—Mormonism and Early Christianity, edición de Todd M. Compton y Stephen D. Ricks, 1987, págs. 366–367, 383.
LIAHONA FEBRERO DE 2007 Pag.17 -18
Jose Smith y las Ordenanzas del Templo
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